jueves, 11 de marzo de 2010

EL FALSO CALENTAMIENTO GLOBAL

HACE ALGUNOS MESES RECIBÍ POR MAIL UN LINK DE MEGAUPLOAD DONDE ALBERGABA UNOS DOCUMENTOS QUE MOSTRABAN QUE EL CALENTAMIENTO GLOBAL ES UNA MENTIRA, en ésos documentos había nombres de científicos que en vez de dedicarse a la investigación simplemente hacían coincidir datos. Los documentos fueron extraídos de la red por un hacker.

HACKER REVELA EL FRAUDE DEL CALENTAMIENTO GLOBAL Y CON ELLO MÁS DE 61 MEGA BYTES DE DOCUMENTOS EN PRUEBAS

La Red se convirtió en un auténtico hervidero tras la publicación de toda una serie de documentos comprometedores pertenecientes a la cúpula científica del calentamiento global antropogénico, causado por el hombre.

Acuerdos para manipular datos, destrucción de pruebas, conspiraciones para evitar que los escépticos publiquen en revistas científicas, dudas privadas sobre sus propias aportaciones a la teoría del calentamiento global que no se reconocen en público, ocultamiento del “Periodo Cálido Medieval”.

Todo esto forma parte de una serie de documentos y correos electrónicos privados que fueron develados por un hacker externo y ya pueden encontrarse en las redes P2P.

Se trata de la Unidad de Investigación del Clima (CRU, por sus siglas en inglés), perteneciente a la británica Universidad de East Anglia, uno de los centros de investigación más activos en sus esfuerzos por demostrar la teoría del calentamiento global de origen antropogénico. En septiembre se vio envuelto en una polémica con el think tank norteamericano Competitive Enterprise Institute por destruir datos originales de toma de temperaturas por “falta de espacio”.

Lo controvertido del caso es que los científicos parecen plenamente dispuestos a maquillar sus datos para que se ajusten a la teoría que proponen. Así, en un correo del pasado 28 de septiembre, uno de estos catedráticos anuncia su intención de bajar 0,15 grados la temperatura registrada del océano para que se ajuste a sus modelos climáticos.

Otro científico, David Parker, discute en otro email la posibilidad de cambiar el período de referencia para elaborar el índice de temperatura global. Se opone afirmando que tal cambio podría confundir al público y, sobre todo, reflejaría que el actual período es menos cálido de lo que pretenden hacer creer.

Tim Osborn describe cómo algunos datos son manipulados para ocultar que los resultados de un estudio muestran una aparente tendencia al enframiento de la temperatura del planeta. El propio Michael Mann, uno de los climatólogos del cabecera del IPCC de la ONU, afirma en otro correo que sería bueno “contener” la temperatura del “Período Cálido Medieval”.

Por su parte, Tom Wigley le comenta a otro colega que el calentamiento en la superficie terrestre desde 1980 fue de casi el doble que en los océanos, un dato que no se debe salir a la luz, ya que podría ser utilizado por los científicos escépticos como prueba de que los centros urbanos constituyen auténticas islas de calor, sin que esto nada tenga que ver con el calentamiento global.

También existe otro de 1999 en el que un científico reconoce haber usado un truco para “ocultar el descenso” de temperaturas. El “truco” en cuestión consiste en ocultar la divergencia entre las temperaturas de 1960 en adelante y los registros de los anillos de los árboles empleados para reconstruir el clima pasado. ¿Cómo? Eliminando esos registros en los resultados durante los años problemáticos, es decir, aquellos que no se ajustaban al modelo.

Además se observa la paranoia del propio Mann, uno de los artífices de los informes del IPCC. En un correo reciente, este gurú del calentamiento global protesta por la “máquina de ataque pagada por las multinacionales”, pese a que fluyen muchos, muchos más fondos hacia los científicos que defienden el cambio climático causado por el hombre que hacia los escépticos.

Sin embargo hay algo más grave. Las leyes británicas obligan a desvelar todos los archivos de las investigaciones financiadas con dinero público, como son las del CRU. Un correo pide a varios científicos de diversas universidades que borren ciertos mensajes, lo que es interpretado como un posible intento de evitar verse obligados a desvelar contenidos “incómodos” para la teoría del calentamiento ante una posible petición bajo las leyes británicas.

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