domingo, 7 de marzo de 2010

EL VATICANO TIENE CONTACTOS FRECUENTES CON SERES NO TERRESTRES

Las diversas embajadas religiosas de México, Chile y Venezuela han remitido sendos informes UFO al Vaticano, que han inquietado a la Santa Sede.

Por fin el verbo latino vaticinari se conjuga en todo su esplendor. Vaticano no viene de monte Vaticanus, sino de vaticinar. O al menos eso se deduce de los planteamientos siguientes. La noticia ha pasado de puntillas por el interior de algún diario. Sin embargo, esta noticia es la más importante desde el Cisma protestante auspiciado por Lutero.

José Gabriel Funes, jesuita director del Observatorio Astronómico del Vaticano en Castelgandolfo y Monseñor Conrado Balducci se han pronunciado al respecto de la posibilidad de existencia extaterrestre, que nos visite desde tiempos inmemorables y que por tanto, sea de inteligencia superior a la nuestra (puesto que ha podido desarrollar una tecnología que les haya permitido desplazarse desde su planeta original al nuestro).

El pronunciamiento, viniendo de quien viene, la Iglesia Católica (con dos mil años de historia en la que nunca, hasta hoy, ha destacado por tomar la delantera en ningún asunto controvertido científicamente, sino más bien por lo contrario), es al menos curioso. La Iglesia Católica, producto de controversias y diferencias más o menos insalvables, con su monolitismo aristotélico característico ha propiciado incluso los cismas ortodoxo, anglicano, protestante...

Pero esta vez, fuera de todo pronóstico y sin que nadie de la comunidad científica haya presionado al respecto al papado, se pronuncia favorablemente sobre la existencia de vida inteligente superior más allá de nuestra atmósfera, o incluso más acá de esta. En el mismísimo L’Osservatore Romano, Funes habla tranquilamente de “nuestros hermanos extraterrestres” así como hacía San Francisco de Asís con todos los seres vivos del planeta tierra.

Pero las declaraciones de Conrado Balducci, numerosas y presentes en estos últimos meses en la televisión italiana (sin comunicado que se oponga a sus apariciones por parte del Vaticano), al no haber sido descalificadas por la Santa Sede, creo que son reconocidas favorablemente. No podemos creer que Benedicto XVI saldrá algún día al balcón de San Pedro a hablarnos de extraterrestres (al menos que las circunstancias le obliguen a hacerlo). La Iglesia no actúa de este modo. Pero las voces secundarias de ésta si lo hacen.

Monseñor Balducci reconoce pertenecer a una comisión creada desde el Vaticano para investigar encuentros con extraterrestres que se han multiplicado en los últimos tiempos. Las diversas embajadas religiosas de México, Chile y Venezuela han remitido sendos informes UFO al Vaticano, que han inquietado a la Santa Sede. La desclasificación por parte del Gobierno Británico de documentos UFO a la que se ha visto obligado por su propia legislación arroja informes claros y tajantes, ocultados por la mayoría de los gobiernos occidentales. Mientras, el fenómeno de los campos de heno se multiplica día a día. Parece como si el Vaticano estuviese preparándonos para algún acontecimiento próximo, en el que quedará en franco fuera de juego si no allana el camino a los creyentes.

Inexplicablemente, tras la elección de Benedicto XVI y lo que significó como paso atrás respecto al populismo de Juan Pablo II, y tras un claro regreso a la ortodoxia y a adoctrinamientos casi preconciliares, este pronunciamiento es un paso que descoloca.

Las manifestaciones de Balducci, innovadoras, adelantadas al tempo científico y anacrónicas donde las haya, pertenecen a una Iglesia del futuro, a una Iglesia de ciencia ficción. Y precisamente de eso hablamos, de la ciencia ficción de las películas de marcianos pero hecha carne.

Nunca antes la Iglesia se había colocado a la vanguardia del conocimiento como hasta ahora. Monseñor Balducci ha enfatizado que los encuentros constatados y analizados por la comisión vaticana “no son demoníacos, no son debidos a ningún desorden psicológico, y no son casos de posesiones de entidades, sino que merecen ser estudiados detenidamente”. Balducci no habla sólo de avistamientos, habla de contactos. La Iglesia ha proclamado la no censura de estos contactos. Ya hay testigos del fenómeno de las luces a miles en Hispanoamérica, y para Balducci ya no puede ser que nada de ello no sea real.

El evangelio de San Juan dice en su capítulo 10, versículo 16: “Tengo ovejas que no son de este rebaño”. En Juan 14:2 se afirma: “En la casa de mi padre muchas moradas hay”. Puede ser que sea el momento de abrir los ojos y ver. Muy posiblemente, esos extraterrestres que se han limitado a observarnos hasta ahora, han pasado a intentar una interlocución con algunos de nuestros representantes religiosos o políticos. Quizá llevan tiempo haciéndolo y ahora vamos a enterarnos todos.

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